A la luz de la luna
Una vez tuve miedo de perderme, de no salir de la más amarga de las monotonías, de no volver a sentir el calor de un tierno abrazo, de que no pasaran las horas, de que las fauces del Tártaro esperaran mi llegada, de no regocijarme con una grata brisa primaveral, de no escuchar a los gorriones entonar su canto en honor a Afrodita, de temerle al miedo, de que el propio miedo me venciera, hasta que entendí que lo mejor era vivir. Fue entonces cuando decidí ganarle la batalla al miedo, fue entonces cuando volví a ser yo. Vagando errante por el camino de la incertidumbre quise contar mi historia una vez más.

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