Soy Dédalo, el más célebre artesano
por fabricar el laberinto a mano.
También soy el arquitecto de mi pena.
¿Para qué vivir esta cruel condena?
Minos nos encerró sin posible huida
por mar y tierra, salvo por el cielo.
Junté plumas con cera derretida.
«Ícaro, no vueles a ras del suelo
ni muy cerca de la rosada Aurora».
Su afán por subir, cada vez mayor;
la brisa, más y más abrasadora;
la cera no mantuvo más calor.
Como una leve pluma se abatió,
el agua del Leteo lo acogió.

Descubre más desde Poetae Novi
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
«Junté plumas con cera derretida.
la cera no mantuvo más calor.
Como una leve pluma se abatió»
hermoso